Publicado hace 2 días
Traigo en la sangre ese fuego dulce que no se apaga,
el que se siente antes de mirarme.
Mi presencia no pide permiso: se instala.
Y si te miro, te dejo sin ritmo por un segundo.
A mí me gustan los hombres valientes,
los que saben aguantar calor del bueno.
el que se siente antes de mirarme.
Mi presencia no pide permiso: se instala.
Y si te miro, te dejo sin ritmo por un segundo.
A mí me gustan los hombres valientes,
los que saben aguantar calor del bueno.
