Publicado hace 12 horas y 40 minutos
Su cara angelical no te prepara para lo que viene después. Desde que te recibe, ya está húmeda, lista y con hambre de ti. No necesita fingir interés, porque está realmente excitada. Se arrodilla con gusto, se mete en tu cuerpo con el alma y te lo da todo. Le gusta que la muerdan, que la dominen, que la empotren contra la pared. Te lo va a suplicar, te lo va a pedir sucio, y se va a correr abrazada a ti. No es una cita más… es una descarga de pasión real.