Publicado hace más de un mes
Cuando tengo un hombre a mis pies me pregunto qué sería capaz de hacer ese desgraciado si yo se lo pido. Tengo sumisos que son buenos perros, algunos son buenos caballos y me llevan de un sitio a otro a lomos. También tengo esclavos, pero cuando tengo un siervo que es feliz siendo un mueble para mí, entonces estoy segura de haber encontrado un siervo fiel. He tenido algún siervo de pie toda la tarde siendo una lámpara. Con las manos sujeta un cable con una bombilla, y en la cabeza le pongo la pantalla. No se puede mover ni quejarse. Ha perdido si derecho a ser un humano y pasa a ser un objeto de mi propiedad y disfrute. Si la lámpara me gustó, la silla es fantástica. Sentar mi desnudo culo sobre la espalda del que hasta hace un rato era un hombretón y ahora no es más que otra de mis sillas. No me preocupa si se le cansan los brazos, si se mueve, le pegaré con la fusta hasta que aprenda a comportarse. No tienes suficiente, pues dejo para el final la alfombra humana. Te puedes pasar horas extendido junto a mi sofá como una simple alfombra para que te pise allá donde me venga bien al pasar. No esperes nada de mí, simplemente serás una alfombra para tu Ama.
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